Hoy en las dos últimas horas de clase estaba en mi mente una imagen reluciente de un gran, gran vaso de colacao frío, de esos que dejan el vaso mojado por fuera de lo fría que está la leche, que me iba a tomar al llegar a casa. Y para mí, a parte de un estimulante bastante intenso, es un claro signo de que el verano se acerca, no sé si decir peligrosamente.
Mi abuela ya se empieza a quejar del calor que hace y se pregunta que porqué la crisis no afecta para que haga mejor tiempo (sí) , empieza a aflorar la indumentaria veraniega, y me pego en la mesa cuando empiezo a estudiar.
Algo que me preocupa es que estoy misteriosamente relajada (en lo que a estudios se refiere) para la época del año en la que estamos. Y una vocecita dentro, bastante dentro de mí está empezando a chillar como una loca : "¡¡Pero ponte ya a estudiar!! ¡¡Maldita sea!! ¿Qué haces en el ordenador todo el día? ¿Quieres repasar dibujo técnico? ¿Eres consciente de que tienes un examen de todo el libro de filosofía en dos semanas? ¿Te has parado a pensar en lo poco que queda de clase y que aún tienes trabajos de arte sin hacer para parar un tren?¡¿Sabes que la media de bachillerato cuenta para determinar si puedes estudiar o no lo que quieres?!"
Sí, sí. Si lo sé.
Pero oye, qué bien me ha sentado mi colacao