Podemos sospechar que es un engaño.
Podemos criticarlo, gritar fuertes blasfemias contra los medios de comunicación que publican lo que quieren, porque, realmente, está en sus manos.
Podemos encontrar, satisfechos, el apoyo en aquellos que, como nosotros, piensan que en realidad todo esto es una conspiración secreta de ciertas personas que desde las sombras mueven los hilos de todo para conseguir que les beneficie a ellos, y que esto no nos lleva a ningún sitio.
Pero también podemos simplemente alegrarnos.
Y pensar, sí, qué gran día.
¿Por qué no?
En fin.