miércoles, 16 de septiembre de 2009

y llueve

Poco a poco esto va empezando, otra vez.
Otra vez subimos y bajamos escaleras, otra vez entran ganas de dormir después de comer sopa. Empieza de nuevo la rutina, la dulce rutina que parece una espiral. Aunque sólo fuera por la felicidad máxima de llegar a casa después de todo el día entre cuatro paredes verdes, casi diría que lo echaba de menos.
De momento es superficial, sólo nos arañan por fuera, suavemente, nos hacen un amago de lo que van a ser estos nueve meses que, muy probablemente, pronto se harán un infierno.
Creo que estampar fuertemente las baquetas contra un gran platillo es la mejor terapia.


Ah, y llueve.

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