A mí, personalmente, de pequeña me encantaban. Ese gato y ese ratón que burlaban continuamente las leyes de la física, pudiendo adquirir una forma de tabla de planchar, o congelando en un segundo el agua que cubría el suelo de la cocina para convertirla en una pista de patinaje, sin que pasara nunca nada. La verdad es que Tom (el gato) siempre me pareció un poco cabrón, yo solía querer que ganara Jerry. Aunque los dos tenían buen corazón en el fondo, se veía.
No sé por qué escribo esto ahora.
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