martes, 23 de febrero de 2010

Lo curioso de estas cosas es que lo observamos desde fuera, con compasión y confidencia, como si entendiéramos al protagonista o sintiéramos compenetración con él.
Pero en realidad, nosotros somos como todos los personajes secundarios que van apareciendo, que son crueles, que no entienden y que nos dan rabia... (Es cierto)

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